El Hospital Clínico participa en un estudio sobre la dieta mediterránea

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El análisis de la dieta mediterránea desde la perspectiva de la geometría nutricional ayudaría a entender por qué este patrón dietético es eficaz para mejorar la enfermedad metabólica asociada al hígado graso no alcohólico (MAFLD, por sus siglas en inglés), según un estudio colaborativo del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) en el que ha participado la doctora Rocío Aller, especialista en Aparato Digestivo del Hospital Clínico Universitario de Valladolid.


Este estudio colaborativo, desarrollado por grupos de las áreas de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBEREHD), Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y Enfermedades Infecciosas (CIBERINFEC), y publicado en la revista Seminars in Liver Disease, concluye que las modificaciones dietéticas para el tratamiento de la MAFLD deben centrarse en promover la pérdida de peso, pero también en la adopción de patrones alimentarios capaces de generar mejoría en el tejido hepático, y que para ello son necesarios enfoques personalizados, que pueden apoyarse en modelos predictivos basados en la geometría nutricional.


Según la doctora Rocío Aller, investigadora del CIBERINFEC en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, el objetivo principal debe ir encaminado a conseguir una pérdida de peso, puesto que se ha comprobado que ayuda a mejorar algunas manifestaciones histológicas (sobre la composición de los tejidos del hígado) de la enfermedad. No obstante, la restricción calórica no debe ser el único aspecto a tener en cuenta ya que a su juicio “la modificación de la dieta teniendo en cuenta la interacción entre los micro y macronutrientes, junto con el aumento de la masa muscular mediante la actividad física podría mejorar la MAFLD, más allá de la restricción calórica”.


El análisis de la dieta mediterránea llevado a cabo por la geometría nutricional nos ayuda a entender por qué esa dieta es eficaz para mejorar la MAFLD, incluso a pesar de ser generalmente hipercalórica y sin pérdida de peso por parte de los pacientes. Como indica Rocío Aller, “la sustitución de la grasa saturada de la dieta por grasa mono o poliinsaturada como la presente en el aceite de oliva virgen extra ha demostrado mejorar el estado inflamatorio y el perfil metabólico de los pacientes con MAFLD”.


“En definitiva, las intervenciones dietéticas pueden ayudar a mejorar a los pacientes y a estratificarlos en función de sus respuestas a las mismas. Mediante los análisis de geometría nutricional podremos conocer la forma de comer de los pacientes y diseñar dietas que se ajusten a las características clínicas e histológicas de su enfermedad, pero también a sus circunstancias personales. El objetivo último es conseguir la mejoría de los pacientes a través del avance de la medicina personalizada”, concluye.

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