Recibir una herencia no es una cuestión fácil, ya que conlleva todo tipo de trámites que deben realizarse para la adjudicación de la vivienda. Por otro lado, nunca faltan los problemas entre los herederos que causan tensión y provocan todo tipo de disputas sobre cómo gestionar aquellos bienes que son heredados. En tal contexto, surgen dos preguntas muy recurrentes: ¿es posible vender proindiviso? ¿cómo?
Es que si no hay consenso entre los herederos respecto de qué hacer con los bienes, supongamos viviendas o cualquier propiedad, puede pasar que uno de ellos quiera vender su parte para ingresar el dinero mientras que los demás no estén por la labor de deshacerse de la suya.
Para quienes no lo tengan del todo claro, un inmueble que se hereda pasa a mano de los herederos en una situación de proindiviso. Refiriéndonos, así, a un concepto relacionado con la repartición del inmueble en partes iguales entre dos o más individuos/herederos.
Cada uno de los propietarios recibe un porcentaje igual del valor de la vivienda. Pero todos ellos son propietarios con iguales derechos. Básicamente esto significa que, a menos que el testamento indique lo contrario, uno no puede tomar decisiones por sobre los demás.
Una de las maneras de vender una casa si uno de los herederos no está de acuerdo es la adjudicación de la vivienda, posibilidad que recoge específicamente el artículo 1062 del Código Civil. En tales casos, se compensa a la persona que no quiere vender con una cuantía que será equivalente al porcentaje de la propiedad en venta. Esto tiene sentido si la mayoría está de acuerdo en vender pero uno se niega a hacerlo.
Se puede optar por un acto de conciliación, una alternativa que supone que todos los herederos lleguen a ponerse de acuerdo en algún punto. Si este acuerdo existe, el conflicto queda resuelto. Si no existe, se acude a la Justicia para que establezca una posible resolución al conflicto.
Concretamente, se lleva a cabo una subasta voluntaria cuando los herederos coinciden en vender la propiedad pero no en un precio. Ajustándose a la Ley de Jurisdicción Voluntaria, puede subastar el inmueble para intentar alcanzar las cantidades que todos pretenden. Entendiendo que ninguno de los postores ofrece la cantidad que esperan todos los implicados, se puede ir por alguna otra de las salidas.
Justamente, una de ellas es la división judicial. En circunstancias más extremas, se puede presentar una demanda de división de la propiedad heredada ante la Justicia. Eso conlleva que el juez ordene una subasta, la acepte en la cifra que crea suficiente y reparta el dinero recibido.
En última instancia, y probablemente la mejor solución para quienes se encuentran en estas dificultades, está la llamada venta proindiviso. Aquel heredero que quiere vender su parte puede hacerlo, pero debe acordar con los demás herederos y darles prioridad para que ellos puedan participar del proceso de venta y quedarse con su parte en caso de quererla. Muchos abogados recomiendan esta operación.
Pisuerga Noticias
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