En un mundo en el que el tiempo parece escapar entre los dedos, encontrar momentos para compartir con los amigos se convierte en un verdadero tesoro. Así lo entendió nuestro grupo, formado por médicos, empresarios y profesionales de diversas áreas, que decidió hace años establecer una tradición que honra lo más importante: la amistad. Cada año, sin importar las ocupaciones, responsabilidades o agendas cargadas, hacemos una pausa en nuestras vidas para desconectarnos de lo cotidiano y reconectarnos con lo esencial: la camaradería.
La única condición para estos viajes es simple pero fundamental: dejar atrás el trabajo. Nos despedimos de nuestras rutinas y nos embarcamos en una nueva aventura en la que los títulos y las obligaciones no tienen lugar. Este año, nuestro recorrido nos llevó por lugares sorprendentes y joyas ocultas que muchos no conocen, pero que atesoran historias y paisajes que se quedan grabados en el alma.
Este tramo final del año ha sido especialmente memorable. Comenzamos en Zamora, una ciudad que, aunque a veces olvidada en los grandes mapas turísticos, se revela ante los ojos del viajero como una verdadera maravilla. Zamora nos recibió con su aire medieval, y una tranquilidad que la hace única. Situada a orillas del río Duero, esta ciudad nos permitió sumergirnos en su rica historia y disfrutar de su vasto patrimonio arquitectónico y cultural.
Recorrer sus calles empedradas fue como viajar en el tiempo, transportándonos a una época de castillos, iglesias románicas y leyendas. La Catedral, con su solemne presencia, y las plazas históricas, llenas de vida, nos ofrecieron un recorrido inolvidable, en el que la belleza de cada rincón nos sorprendía más que el anterior. Zamora, con su calma y su encanto, nos permitió desconectar del bullicio diario y disfrutar de la esencia de un lugar que sigue siendo un secreto bien guardado para muchos viajeros.
Nuestro siguiente destino fue cruzar la frontera para llegar a Miranda do Douro, en Portugal. Esta pequeña ciudad, ubicada en un enclave mágico entre montañas y ríos, nos ofreció paisajes únicos y una cultura vibrante. Desde sus miradores, pudimos contemplar la grandeza del río Duero mientras discurre sereno entre cañones de piedra. La hospitalidad y el encanto del lugar nos hicieron sentir en casa, mientras degustábamos los sabores locales y nos empapábamos de su historia.
Finalmente, cerramos nuestro viaje en Toro, un auténtico tesoro que brilló con luz propia. Esta ciudad, conocida por sus vinos, nos conquistó con su impresionante Colegiata de Santa María la Mayor, una obra maestra del románico que deja sin palabras a quien la contempla. Su belleza y grandiosidad, junto con la amabilidad de sus gentes, hicieron de nuestra visita un cierre perfecto para esta aventura.
El viaje por Zamora, Miranda do Douro y Toro no solo nos regaló paisajes impresionantes y monumentos históricos, sino también una gastronomía maravillosa que refleja la riqueza y tradición de estas tierras. Cada parada en este recorrido nos ofreció sabores únicos, platos auténticos y productos locales que nos permitieron disfrutar de la cultura desde la mesa.
Agradecimiento Especial a nuestras Guías
Este viaje no habría sido el mismo sin el apoyo y la dedicación de dos personas excepcionales: Sonia e Ingrid, quienes desde la oficina de Información y Turismo de Zamora nos acompañaron y guiaron a lo largo de este recorrido. Con su conocimiento profundo de la región y su amor por la tierra, nos mostraron no solo los rincones más conocidos, sino también esos lugares secretos que solo un verdadero amante de Zamora puede conocer. Gracias a ellas, nuestra experiencia fue aún más enriquecedora y emocionante. Por ello, si tenéis la oportunidad de visitar esta maravillosa ciudad, no dudéis en contactarlas; su pasión y profesionalismo transformarán vuestro viaje en algo inolvidable.
Este viaje ha sido, como cada año, un recordatorio de lo importante que es detenerse, desconectar y disfrutar de los pequeños momentos que nos ofrece la vida. Aunque los compromisos laborales pueden ser absorbentes, siempre hay espacio para disfrutar de la amistad y la buena compañía. Zamora, Miranda do Douro y Toro nos recordaron que el mundo está lleno de lugares sorprendentes que esperan ser descubiertos, y que la verdadera riqueza está en las experiencias compartidas.
Así que, si os sentís atrapados por las prisas del día a día, os animamos a que sigáis nuestro ejemplo: dejad todo atrás por unos días, elegid un destino, y disfrutad del viaje. Porque al final, lo que realmente importa son los recuerdos que construimos juntos.
Para más información sobre Zamora y sus alrededores, os recomendamos contactar con Sonia e Ingrid en la Oficina de Información y Turismo de Zamora. Ellas os abrirán las puertas a una ciudad que os cautivará desde el primer momento.
Juan Carlos López Medina
Pisuerga Noticias
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